En la entrega pasada, El hijo del búho se dio a la tarea de revisar el crecimiento de la representación popular en el poder legislativo y, con ello, los cambios que ha sufrido nuestro dinámico mapa geopolítico.
Además de permitirnos ilustrar la evolución de los equilibrios de poder presentes en el mal llamado Congreso del Estado -debería ser la Cámara de Diputados-, la columna anterior nos ofrece el panorama para analizar, en esta entrega, las diferencias y similitudes entre el mapa distrital de 2012 y el de 2015.
Es importante mencionar que el primero de ellos corresponde a la última distritación hecha por el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo). El segundo, por su parte, es el mapa con el que se compite este 2016 y fue diseñado por el Instituto Nacional Electoral (INE), el año pasado. Los procesos de distritación federal y local son facultad de este último desde la reforma de 2014.
Resulta interesante el caso quintanarroense porque es uno de los Estados más dispares en cuanto al número de sus distritos federales comparado con los locales: tres distritos federales frente a 15 locales. El Estado de México es el ejemplo más equilibrado: tiene 40 distritos electorales federales y 45 locales.
Esta brecha se reducirá un ápice cuando el INE lleve a cabo la redistritación que está pendiente desde 2014, en la que los distritos federales de nuestro estado pasarían de 3 a 4.
Quizás por ello el mapa del INE mantiene el mismo equilibrio de cuatro distritos para el centro-sur y 11 para el norte del estado. La diferencia radica en que fue desarrollado con diferentes criterios: el equilibrio poblacional, igualdad en la representación ciudadana, la integridad municipal, los factores socioeconómicos y la geografía, todo esto con la finalidad de que la nueva distritación genere certidumbre en los actores políticos y la ciudadanía.
Si revisamos el equilibrio en la representación de los distritos, encontramos lo siguiente, según los datos de la lista nominal hasta diciembre de 2015:
El distrito con la menor lista nominal es el 12, con cabecera en FCP, con 57 mil 376 votantes. El distrito con la mayor concentración de electores es el 9, con cabecera en Tulum, con 105 mil 860. Entre el mayor y el menor hay una diferencia de 48 mil 484 ciudadanos inscritos en la lista nominal. La relación es casi de dos a uno.
En medio de esta brecha se encuentran todos los demás distritos, divididos en dos grandes grupos. Siete están en el rango que va desde los 60 mil 905 a los 67 mil 758. Y seis están en el rango de los 70 mil 568 a los 78 mil 305.
Entonces, el distrito 9 con cabecera en Tulum, pero, que incluye también la mayoría del territorio de Solidaridad, es el más denso electoralmente hablando, con un 50% más de electores que el promedio de los 15 distritos, que es de 71 mil 036 votantes. El distrito 12, con sede en FCP y que incluye parte del territorio de JMM es, en contraste, el menos denso.
En atención a ese mismo criterio poblacional, el mapa de 2015 presenta diferencias con el anterior. Un cambio de importancia es la creación de dos megadistritos eminentemente rurales: el 12, que ya hemos mencionado, con sede en FCP; y el 13, que ocupa territorio de tres municipios OPB, JMM y Bacalar –este último funge como la cabecera-.
El caso del distrito 1 también es particular, pues su cabecera se encuentra en Kantunilkín y se extiende por todo el territorio de Lázaro Cárdenas e Isla Mujeres, así como la zona rural y hotelera de Benito Juárez y el municipio de Puerto Morelos, que fue creado posterior a los trabajos de distritación. Éste es, sin lugar a dudas, el distrito más diverso.
Seis distritos, del 2 al 7, se circunscriben a la ciudad de Cancún mientras que el 8 también tiene cabecera en la misma ciudad y abarca la zona rural del municipio de Benito Juárez y parte de Puerto Morelos.
Al igual que en la distritación pasada, una parte de la ciudad de Playa del Carmen es sede de un distrito, el 10, mientras que el 11, con sede en Cozumel, es el único municipio-distrito que quedó vigente después de la distritación promovida por el Instituto Nacional Electoral, pues la llamada “isla de las golondrinas” mantiene el privilegio de tener diputado propio (con 63, 293 mil votantes).
Finalmente, la ciudad de Chetumal se divide en dos para ser la cabecera de los distritos 14 y 15, que cubren la mancha urbana pero, también, parte de las comunidades rurales del municipio, como los son Mahahual e Xcalak o parte de la Ribera del Río Hondo.
Ante este escenario, destacamos un dato que hará contrastar la realidad electoral con la representación legislativa, pues los dos municipios que más participan son, ni más ni menos que Lázaro Cárdenas y José María Morelos, con porcentajes que han superado el 70%. Por su parte, la población tradicionalmente menos participativa es la de Benito Juárez, con porcentajes que rondan los 30 puntos.
Aun así, no hay que dejar que la nostalgia por los distritos rurales nuble el análisis, pues si la mayoría de los diputados de elección son del norte, y la mayoría de los primeros lugares en las listas plurinominales también lo son, entonces, podemos deducir que el sur difícilmente podría gobernar el Poder Legislativo.
Salvo en la décimo primera legislatura, donde un golpe técnico de Convergencia le arrebató al priista Efraín Villanueva Arcos –y a una bancada de sólo ocho diputados- la presidencia, ésta ecuación se ha cumplido tal cual se ha proyectado.
¿Quién gobernará, entonces, la décimo quinta legislatura del Congreso del Estado, de 2016 a 2019?
Con nuestra lupa virtual hemos visto a detalle las asimétricas realidades distritales que van a las urnas este 5 de junio. Pero como en la praxis política uno más uno no siempre suman dos, queda abierta la puerta para nuevos acuerdos norte-sur: negociación que puede dejar ver de qué están hechos los liderazgos políticos –en las regiones- que compiten para gobernar Quintana Roo.
El hijo del búho mirará con cautela, mucha cautela, para no ser sorprendido, cómo acabaron muchos gurús electorales y alquimistas electoreros, con la postulación de un candidato verde, pero muy verde, para la presidencia de Benito Juárez, la joya de la corona.
Por lo pronto, va un adelanto de la lógica matemática ajustada a la ciencia política: si la mayoría de los diputados que elegiremos el 5 de junio de 2016 son cancunenses, ¿el o la líder de la XV legislatura podría ser de Chetumal, Cozumel o de la zona maya? ¿O sería un diputado o diputada de la ciudad más poblada del estado donde se debate hoy quién gobernará el estado? Hasta aquí con el ululalar de El hijo del búho.