Aun cuando en la práctica y políticamente los grandes perdedores que arrojaron las elecciones del PRD son el ex presidente municipal de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña y el actual diputado en la XIV Legislatura, Jorge Aguilar Osorio, la realidad puede ser otra e, incluso, podemos estar siendo testigos del surgimiento de otro grupo político al interior del perredismo quintanarroense.
El simple hecho que la mayoría (68) de los 108 delegados hayan negado su respaldo para la continuidad del proyecto de Ricalde Magaña habla por sí sólo, deja constancia del hartazgo que las diferentes “tribus” tenían contra la dirigencia que en la última década controló el destino del PRD.
Quizá sea el acabose político para el isleño (Julián Ricalde), quien no supo aquilatar el invaluable padrinazgo que en su momento dio Gregorio Sánchez Martínez, quien no sólo le dio trabajo sino que lo impulsó para que alcance la presidencia municipal de Cancún.
No así para el único diputado que tiene el PRD en la actual legislatura del Congreso del Estado, Jorge Aguilar Osorio, cuyo único pecado, sí es que podríamos llamarlo así, es, o fue, ser honesto o leal con Julián Ricalde, quien le dio la oportunidad de incursionar en la política.
Porque el carisma, juventud y sentido humano que posee “El topo” (apodo de Jorge Aguilar) seguramente representa, en estos momentos, grandes dividendos, políticamente hablando, para el PRD en Quintana Roo.
Resulta obvio el “divorcio” entre Julián Ricalde y el diputado Jorge Aguilar, y es en calidad de necesario, como diría un juez ante una crisis irremediable entre una pareja, porque solo de esta forma este último podrá comenzar a labrar su propio destino, a abrirse camino político, ajeno a intereses económicos de terceras personas.
Aun cuando los momios no juegan a su favor y que quizá no goce de la simpatía de la actual dirigencia estatal que encabeza Emiliano Ramos, lo cierto es que hasta el día de hoy, Jorge Aguilar se irgue como la principal figura política perredista para contender por la presidencia municipal de Cancún para el 2016.
Y aun cuando no tiene tiempo de sobra, porque restan menos de dos años, para ser exactos 19 meses de las elecciones locales (mayo del 2016), “El Topo” tiene el camino libre para integrar su equipo, trabajar de la mano de la dirigencia municipal y estatal del PRD para hacer crecer su proyecto y agenciarse la candidatura.
Existen las coyunturas para lograrla, porque la nueva dirigencia estatal tiene la enorme responsabilidad moral de entregar buenos resultados a la brevedad posible y evitar, en la medida de lo posible, que el PRD siga de “caída libre” a fin de evitar que en el 2016 lleguen al fondo del tobogán, al abismo de la política quintanarroense.
Emiliano Ramos sabe de antemano a qué juega, sabe que para trascender debe entregar buenos resultados y evitar tumultos como los ocurridos hace años cuando mediante el “Clan de los Ramos”, (su padre, Salvador Ramos Bustamante y cuñado, Rafael Quintanar) dieron los primeros pasos para “hundir” al sol azteca.
Entonces, famosas frases de grandes escritores, como la expuesta por José Saramago: “La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva”, o la de José Luis Borges: “La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce”, vienen como anillo al dedo para Aguilar Osorio.