Aun cuando las condiciones políticas y económicas son adversas a las que vivió cuando gobernó por primera ocasión la capital de Quintana Roo, el presidente municipal de Othón P. Blanco, Eduardo Espinosa Abuxapqui, recurre a su popularidad y artimañas para mantenerse “vigente”, políticamente hablando, ahora en su segundo período como máxima autoridad municipal.
Y vaya que el “opulento” político conoce a la perfección su encomienda, sabe por dónde llegarle a la población, tiene el “time” para medir escenarios y un “séptimo” sentido para evitar o apaciguar cualquier acción contraria o de enfado de la población.
El sábado pasado aprovechó la muchedumbre que abarrotó el teatro del pueblo en la Expofer para darse un “baño de pueblo”, ahí, sin grandes aspavientos, codeado con los chetumaleños aguantó los tiempos para que saliera la artista.
“Se comió”, al igual que los poco más de 3 mis parroquianos ahí presentes, los 30 o 40 minutos que la artista, Paty Cantú, “se colgó” para empezar el show, quizá el tiempo de ocio que mayor ganancia política representa para Espinosa Abuxapqui.
A pesar de todo el enfado por la lluvia, por la demora del tiempo y las impropias condiciones del inmueble (improvisaron ruedo para sentarse), el público vitoreó el nombre del político chetumaleño cuando fue presentando, quizá lo hizo por su compartimiento de humano y no como político.
Por supuesto que llamó la atención la actitud positiva con la cual la “plebe”, la misma que toma las paseras, el urbano o el taxi para ir a la “chamba”, saludó a Espinosa Abuxapqui, porque a decir verdad, me esperaba la clásica rechifla o que a la citada autoridad le recordarán el “10 de mayo”, sí, ese día que se celebra el día de las madres.
Pero no fue así, Espinosa Abuxapqui recibió lo que pocos políticos obtienen y lo que muchos de ellos desean: Que el “termómetro” del pueblo apruebe sus acciones.
Quizá muchos chetumaleños no avalen la actual administración municipal porque hace falta reforzar algunos servicios, como la recoja de basura o la vigilancia policiaca, pero otro tanto piensan lo contrario porque entienden las condiciones económicas, mismas que no son las propicias para exigir que cumplan con exactitud la encomienda.
Pero mientras eso sucede, el “tiburón del sur” sigue inmerso en su mundo, en el cual se mueve como “pez en el agua”.