El candidato del PAN-PRD a la presidencia municipal de Tulum, Jorge Portilla Manica, no tardó mucho tiempo en sacar el cobre y dejar de manifiesto que no es un político con la capacidad para aceptar las críticas, la semana pasada dejó constancia que es un barbaján y carente de la invaluable virtud de saber escuchar a cualquier individuo o sector de la sociedad.
Independientemente del cauce que tomen las cosas y de las acciones que emprenda Héctor Valdez Hernández, reconocido reportero avecindado en Tulum, quien se presume interpondrá una demanda por difamación, Elpuntosobrelai.com condena la inapropiada actuación de Jorge Portilla quien, sin certeza ni prueba algunas, aseguró que el citado comunicador lo cuestiona porque recibe prebendas de sus adversarios políticos.
Elpuntosobrelai.com comparte de manera conjunta con esta columna un video tomado de la cuenta de facebook de Héctor Valdez, donde se observa la entrevista al candidato de la alianza UNE, Jorge Portilla.
Es tal la insistencia de Héctor Valdez sobre la cantidad de hectáreas de tierra que posee Jorge Portilla en Tulum, que éste último se enfada, se incomoda y, en primera instancia, sin perder el glamour de candidato, asegura que tal dato se encuentra en los libros del Registro Público y en su declaración 3 de 3.
Hasta ahí Jorge Portilla había dado muestra de civilidad y madurez política. Pero, poco después perdió los estribos. Salió a relucir el verdadero Jorge Portilla, el hombre soberbio, el señor de la arrogancia, el hombre que todo lo soluciona con dinero.
Pero su pecado, el que lo deja desnudo ante la sociedad, fue cuando acusa, señala y afirma que el reportero Héctor Valdez recibe dinero por parte de Martín Cobos (coordinador de la campaña de la candidata de la alianza Somos Quintana Roo). Una acusación muy grave que seguramente tomará cauce legal.
La acción de Jorge Portilla únicamente corrobora el concepto que tienen la mayoría de los quintanarroense sobre algunos candidatos de la alianza UNE (PAN-PRD), a quienes tildan de ser oportunistas, indecentes, nefastos e inmorales.
¡No me ayudes compadre!, debe estar diciendo Carlos Joaquín sobre la cobarde actuación de Jorge Portilla, porque el horno no está para bollo.