No cabe duda que con el paso de los días el ritmo cardiaco de varios políticos quintanarroenses se ha acelerado al máximo porque están conscientes que viven sus últimos meses de canonjías, prebendas y remuneraciones de primer nivel.
En los últimos días, varios de los citados políticos emprendieron una feroz campaña mediática para fortalecer su imagen e invierten, mejor dicho mal gastan, recursos del erario público para buscar que sus nombres aparezcan en las listas de los candidateables.
Nombres, como del malogrado profesor de educación física, Martín Cobos Villalobos, es uno de los muchos que “hasta con oxígeno” intentan inflar con la finalidad de obtener la candidatura del PRI a la presidencia municipal de Tulum.
Pero con toda seguridad quedará corto en su endiablada obsesión por volver a dirigir los destinos de citado municipio. Primero porque su trabajo como titular del deporte en Quintana Roo ha dejado mucho que desear y en segundo, porque delante de él se encuentran tres personajes con mayores posibilidades de obtener la candidatura.
Independientemente de no tener “canicas”, “padrinos” y solvencia económica para competir cuando menos con el heredero de la familia Conde o el primo del gobernador Beto Borge Angulo, Cobos Villalobos se encuentra fuera de toda jugada política simple y sencillamente porque no cumplió al cien con la encomienda que le dieron.
De poco ha servido que el gobernador Beto Borge construya domos deportivos por doquier en los once municipios de Quintana Roo, si la Cojudeq, donde cobra Martín Cobos, no ha delineado estrategias deportivas para incentivar la práctica de las diversas disciplinas deportivas.
Los resultados que Quintana Roo ha obtenido en las olimpiadas nacionales es producto de anteriores administraciones y del intenso trabajo que realizan organizaciones deportivas de Solidaridad, Cozumel y Benito Juárez, quienes de manera conjunta con la iniciativa privada, han desarrollado cientos o miles de talentos deportivos.
Otro de los políticos cuyo nombre pretender poner en órbita es Francisco Flota Medrano, un buen bacalarense que ha tenido la oportunidad de guiar los destinos del décimo municipio y lo hizo de manera sobria, pero nada sobresaliente como para pedir repetir en el cargo.
No cabe duda que Flota Medrano perdió el rumbo de su carrera política en el 2013 cuando aceptó una posición administrativa (Órgano Superior de Fiscalización) y no luchó por un puesto político, como por ejemplo, la dirigencia municipal del PRI o encabezar un sector del CDE del tricolor en Quintana Roo.
Así como los arriba citados, existen otros políticos desesperados que se las ingenias para que sus nombres suenan hasta para dirigir la honoraria dirigencia de la benemérita Cruz Roja.
Lo único claro que hasta ahora se tiene, es que cuando menos la mitad de las aproximadamente 40 posiciones políticas que estarán en juego en las elecciones del 5 de junio próximo, serán otorgadas a las mujeres, entonces, insistimos, los arriba citados y otro tanto más deberán conformarse con seguir “mamando de la ubre” en puestos de segundo o tercer nivel.
Porque dudamos que de los citados, en especial, Martín Cobos, regrese a dar clases de “matatena” y “chacara” en su escuelita de Tulum