Aun cuando el horno no está para bollos por la euforia política que se vive en Quintana Roo, existen muchos servidores públicos que insisten en llevar “agua a su molino” o meter zancadillas a sus adversarios, como ocurre con el titular de la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC), José Alberto Alonso Ovando, quien con sus pifias parece ser que juega con el equipo contrario a quien ahora sirve.
Tal parece que la poca o mucha confianza que tuvo el gobernador Beto Borge para sacarlo de la Capa y enviarlo a la SEyC se expira para Alonso Ovando, porque en los últimos meses se ha empecinado en dejar mal a la administración del cozumeleño que en septiembre próximo termina su gestión.
Aun cuando tienen la chequera abierta para negociar con los tres sindicatos (SNTE, Siteqroo y SITEM) la estabilidad laboral del gremio magisterial en Quintana Roo, Alonso Ovando comete yerros, pifias que repercuten en la vida política de Quintana Roo.
Es obvio que las cuestiones políticas no son el fuerte de Alberto Alonso Ovando. Lo ha patentado durante su estancia en Seplader y luego en Capa -no así como diputado porque sólo lo fue durante dos sesiones-, el chetumaleño es un brillante servidor público. Pero hasta ahí.
No existe razón para entender o comprender por qué Alonso Ovando actúa de esta forma, ya que tanto en la vida cotidiana como política hay que actuar con sentido común, pensar en fondos y adelantarse en los hechos, porque toda acción trae reacción.
Un político no hubiera actuado como lo hizo Alberto Alonso Ovando. Un verdadero político hubiera medido los pros y contras antes de “montarse en su macho” y emprender una campaña mediática como la que hizo el citado personaje ante los sindicatos para presionarlos a que impartiera clases el venidero lunes 8 y martes 9 de febrero.
Ahora lo de menos es decir que siempre no habrán clases en citados días carnavalescos, el meollo del asunto radica en que por la necedad de Alonso Ovando el sistema político quintanarroenses, el que comanda Beto Borge, ha sufrido un descalabro con fuerte imparto social.
Pero además ocurre en tiempos previos a las decisiones electorales, en momentos donde la dirigencia del Partido de Nueva Alianza (Panal) –que arropa a la SNTE- está negociando para ir en alianza con el PRI en las elecciones del 5 de junio.
Entonces, insistimos, Alberto Alonso Ovando perdió su apuesta personal contra las dirigencias sindicales del magisterio en Quintana Roo, de manera especial contra el dirigente de la sección XXV del SNTE, Rafael González Sabidos, porque al final tuvo que dar marcha atrás y aceptar la suspensión de clases el próximo lunes y martes.
Amen al enorme gasto económico realizado en publicidad para anunciar la suspensión de clases, seguramente los principales pasivos de la derrota de Alonso Ovando surtirán efecto en la administración estatal, porque bien dicen que pueden equivocarte una vez, pero NUNCA en dos ocasiones.
Y Alonso Ovando lo hizo, primero al publicar que había clases y en segunda, publicar que siempre no.